Nuestra ubicación privilegiada sobre la cima del altozano homónimo permite contemplar la exuberancia paisajística bejarana “entre el desierto de Castilla y el erial de Extremadura”, como dijo el poeta José María Gabriel y Galán.
La vista puede recorrer, al frente, todo el macizo de la Sierra de Béjar, desde el pico Alaiz y la estación de esquí de La Covatilla, en una punta, hasta los Dos Hermanitos, en la otra; a sus pies, Vallejera, La Hoya, Candelario y Béjar, poblaciones rodeadas e inmersas en la frondosa vegetación que hizo al poeta darle el epíteto de “ la verde maravilla ”. A sus espaldas, los Picos de Valdesangil que enamoraron al escultor bejarano que triunfó en París, Mateo Hernández.